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Prehistoria

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Los orígenes de la presencia humana en la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza

Las primeras huellas de ocupación humana en el territorio de la actual Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza se remontan al Paleolítico Superior, hace aproximadamente 18.000 años. De este periodo datan los grabados rupestres de la Cueva de la Griega, situada en las proximidades de la Villa de Pedraza, considerados uno de los testimonios más antiguos del arte prehistórico en la provincia de Segovia.

Las representaciones, de temática fundamentalmente animalista, incluyen figuras de caballos, ciervos y uros, trazadas con notable precisión y realismo. Los estudios comparativos han puesto de manifiesto la existencia de vínculos estilísticos con las manifestaciones rupestres de la franja cantábrica y mediterránea, lo que refuerza la relevancia de este yacimiento dentro del contexto peninsular.

En el valle del río Cega, las excavaciones arqueológicas han revelado una intensa ocupación humana durante la Prehistoria reciente, especialmente en el tránsito entre el Calcolítico y la Edad del Bronce. Destaca el hallazgo de la necrópolis de inhumación colectiva de la Cueva de los Huesos, próxima a Pedraza, cuyos restos materiales —incluyendo piezas de cobre y bronce— se conservan en el Museo Provincial de Segovia. En la misma institución se custodian también las cerámicas campaniformes halladas en la Cueva del Jaspe, en el término municipal de Arevalillo de Cega, datadas en el Bronce Pleno.

Otra evidencia significativa procede de la Cueva de la Fuente Buena, descubierta en 2003 en el municipio de Matabuena, durante las obras de construcción del frontón. Las posteriores campañas arqueológicas documentaron grabados y pinturas rupestres —algunas apenas perceptibles al ojo humano—, además de restos materiales que confirman una ocupación continuada entre el Calcolítico y la Edad del Bronce.

Durante la Edad del Hierro, las tierras de Pedraza formaron parte del ámbito cultural de los pueblos celtibéricos, cuya presencia se evidencia en fragmentos de cerámica a torno localizados en los alrededores del Castillo de Pedraza, así como en topónimos de origen prerromano, como Arahuetes (del vasco ara-otz, “valle frío”). En este periodo, las comunidades locales se dedicaban principalmente a la ganadería y el pastoreo, aprovechando la naturaleza montañosa del territorio.

En el lienzo de la muralla que enlaza con el llamado Pozo de las Hontanillas, puede observarse un relieve con dos caballos afrontados, que algunos investigadores interpretan como una posible representación de época celtibérica.

Aunque ajeno a la presencia humana, merece mención el afloramiento de troncos fósiles de Arevalillo de Cega, excepcional por su estado de conservación. Estos restos vegetales petrificados, datados en el Cretácico Superior —hace unos 90 millones de años—, constituyen un valioso testimonio geológico del pasado remoto de la comarca.

Para conocer en mayor profundidad este patrimonio prehistórico, puede realizarse una visita virtual a la Cueva de la Griega a través del portal de la Junta de Castilla y León:
Visita virtual a la Cueva de la Griega