Elemento

Edad Contemporánea

Edad contemporánea

El inicio de la Edad Contemporánea, marcado por el establecimiento del Estado Liberal durante el siglo XIX, trajo consigo una profunda transformación política y administrativa. Con el desmantelamiento del Antiguo Régimen y de sus instituciones tradicionales, las Comunidades de Villa y Tierra —vigentes desde la Edad Media— fueron objeto de un primer intento de supresión.

En 1837, mediante una Real Orden, se decretó la disolución formal de estas Comunidades. A partir de ese momento, los antiguos núcleos que integraban la jurisdicción pasaron a constituirse como municipios independientes, siguiendo en gran medida la estructura de los antiguos Concejos medievales. De este modo, un núcleo asumía el papel de cabecera municipal mientras que los demás quedaban organizados como barrios o entidades menores. Un caso singular fue el de La Matilla, que tras una década de reorganización administrativa, logró constituirse como municipio independiente.

Pocos años después, otro acontecimiento decisivo volvería a transformar la estructura territorial y patrimonial de la comarca: la Desamortización de Madoz de 1855. Esta ley impulsó la venta de los bienes de propios y comunes pertenecientes tanto a los ayuntamientos como a las antiguas Comunidades de Villa y Tierra. Solo se preservaron aquellos bienes cuyo uso comunal pudiera demostrarse, así como los montes y bosques que, por su extensión, no podían sacarse a subasta.

Este fue precisamente el caso del Pinar de Navafría, una vasta masa forestal de gran valor ecológico y económico. Su exclusión del proceso desamortizador lo convirtió en el elemento cohesionador de los municipios de la antigua Comunidad y en la principal razón que permitió la continuidad institucional de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza.

La importancia de este patrimonio comunal llevó a que, en 1910, el Ministerio de la Gobernación aprobara un reglamento específico para asegurar la existencia y el funcionamiento de la Comunidad, garantizando su pervivencia hasta nuestros días.

Desde entonces, la Comunidad ha mantenido su identidad histórica y su función de gestión colectiva del Pinar de Navafría, adaptándose a los nuevos tiempos sin renunciar a su legado comunal, que constituye una de las señas de identidad más singulares de la comarca.